Llegada de los Caminantes...

por Ura_Lemb Miér Mar 18, 2015 10:51 am

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El sol irradiaba un brillo anormal, doloroso y seco, no había viento, nubes o humedad que lo aplacara, sobre una colina de pie dos sombras conversaban, dos sombras que definitivamente no eran de aquel lugar.

- Es un nuevo plano, mi joven aprendiz, el cual será totalmente tuyo... ¿No estás emocionado?
Tu primera conquista... Ya veremos si has aprendido lo suficiente -

Seca como las hojas otoñales llevadas por un viento frío, o como las ráfagas de arena en el desierto cuando la luna se levanta por sobre las dunas sonaron no una, si no dos voces que provenían del mismo cuerpo. Un ser misterioso cubierto por una gran capa marrón se ergía al lado de un jóven que tenía un aura extrañamente familiar para los que alguna vez habitaron en el antiguo Maneko

- He venido a cumplir su voluntad, no sin emoción ni deseo, pero usted sabe que estoy a sus órdenes... Por lo demás, este lugar me trae recuerdos... ¿Por qué será? -

Ura Lemb, como fue llamado por su maestro, sonreía mientras observaba al ser oculto entre las sombras de su capucha

- Recuerda que viviste toda una vida antes de que te hayara a punto de desaparecer en los planos inferiores, no es extraño que aún permanezcan recuerdos de lo que alguna vez fuiste... Pero este lugar no es tan antigüo, Lo puedes sentir ¿No? Así que no te preocupes, no tiene nada que ver contigo -

- Y aunque así fuera, maestro... No tiene sentido que me preocupe por ello, ahora soy feliz gracias a lo que usted me ha enseñado -

- Bien dicho... Ahora, a continuar con el plan, estamos en el territorio ideal para comenzar con el dominio de tierras... ¿Ves a la distancia? Al norte la cadena montañosa se extiende, al este hay mar, al oeste un pantano y al sur, bosques y llanuras... -

- Definitivamente no podría haber planeado mejor el lugar para comenzar... ¡Es perfecto!
Ahora, si me permite... -

Extendió ambos brazos a los lados, con las palmas de cada mano mirando hacia el cielo. En su diestra, una esfera de luz tomó forma, y a su siniestra, una de sombras. Se elevaron por unos segundos antes de que con un movimiento brusco, las reuniera en el centro y de un golpe, las enterrara en el suelo.

- Esa cueva será nuestra base, Ura Lemb, aunque le haremos modificaciones... De eso me encargaré yo, no quiero que me dejes viviendo en un agujero pestilente como lo hiciste en Gühull-na, a mi edad, no estoy para esas incomodidades -

Lemb no contestó pues se hayaba ocupado, aunque si asintió con la cabeza... En un par de días el ejercito de trasgos y espíritus estaría listo, aunque por el momento, unos soldados para custodiar las cercanías, estarían bien.

- Hagamos "Sonar la alarma"... -